Me han raptado de mi isla de tarde.
De mi isla de seguro corazón trepando por tu espalda,
que no sentía el peso de mi espalda.
Aún permanece la orilla,
los corales donde nunca te sumergiste.
Soy y es importante si eres.
Un ave profética.
Yo no pude traerte de regreso,
salvarte la edad y la miseria.
Me acuclillo frente a tu garganta
abuela,
tus astros olvidadizos.
Tal vez ante mi retrato.
Alguien pregunte mi nombre.
En qué año viví.
CLARA LECUONA VARELA